sábado, 29 de diciembre de 2012

Capítulo 22

aquí os dejo el capitulo 22, espero que os guste :D



Al día siguiente me levanto sobresaltado por el ruido que hacer mis tripas, aquello no era normal, había cenado un filete y un pastelillo, pero aquello no sació mi apetito asi que decidí que aquel día era para conseguir algo de comida ya que de momento los Vigilantes no habían vuelto a redactar ninguna norma, ni Claudius había dado más órdenes ni noticias.


Me quedé un rato tumbado al lado de Clove, aquella noche habíamos dormido juntos, abrazados como si fuésemos ositos de peluche. Me gustó aquella imagen y pensé que sería mejor no moverme para no despertar a Clove, pero ella ya se había despertado. Se dio la vuelta para mirarme a la cara, me dio un beso y los dos nos fundimos en él. Cuando ella se separó de  mí dije sonriendo:

   -  Me encanta que me despierten así. ¿Lo puedes hacer más a menudo?

Y Clove soltó una risita y contestó: - Si tú me lo pides puedo hacer un esfuerzo.

Y los dos nos volvimos a besar. Tardamos un buen rato en levantarnos (porque yo sinceramente estaba muy cómodo aquella mañana), pero finalmente le conté a Clove que hoy era un día de recolecta, ya fuesen bayas, carne, pescado… cualquier cosa, solo queríamos comer algo.

Nos adentramos un poco más en el bosque. Yo iba delante, por si teníamos algún imprevisto poder reaccionar a tiempo, pero me quedé asombrado cuando de repente salió una especie de pájaro verde de la espesura del bosque y antes de que yo pudiese hacer nada, Clove apuntó al animal con uno de sus cuchillos y le dio de lleno. La mire asombrado y ella me correspondió con una sonrisa.

Volvimos a instalarnos para pasar la tarde en algún lugar tranquilo, y así poder comer un poco más ya que los dos nos moríamos de hambre. Nunca me ha faltado la comida por lo que esta situación me sobrepasaba bastante, sin embargo a Clove se la veía un poco mejor que a mí.

Al acabarnos los restos de aquel pájaro verde oímos unas trompetas, Clove y yo nos miramos a la vez y esperamos a oir la voz de Caesar o Claudius. En efecto sonó la tranquila voz de Claudius, nos daba un último aviso. Si queríamos aquello que más necesitábamos abría que acudir al banquete. No había elección, era nuestra única salida.

2 comentarios:

  1. Hola, cielo! AUNQUE NO TE PAREZCA, leo tu historia, y una vez te vi por mi blog. TE he afiliado me afilias y nos comentamos, un beso cielo!
    http://macherieladyartiste.blogspot.com.es/

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    1. Claroo, aunque creo que ya te tengo afiliada ! jajaj muchas gracias, ahora mismo me vuelvo a pasar por el tuyo :)

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